Novelas ejemplares y amorosas de doña María de Zayas y Sotomayor, natural de Madrid: primera y segunda parteBaudry, 1847 - 430 pages |
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aborrecida agenos agra agravio aguardar alma Alonso amante amar amigo Aminta amor aposento atrevimiento Beatriz caballero calle cama cantó Cárlos causa cielo Constanza contento criados cruel culpa daba dama dando debia decia dejando demas desdichas desengaño despues diciendo Diego digo dijo dió Dionis doña Blanca doña Ines doña Mencía dueño empezó enamorado engaño entender esposo estaba Estefanía Estela Fadrique Federico Flandes fuese galan Gaspar gusto habeis habia dado hacienda halló hermano hermosa hermosura hija honestidad ingrato inocente Jacinto jamas lágrimas lástima Laura Laurela Lisis llegó llorar Lucrecia madre mandó Marco Antonio marido mirar mozo muerte mujer mujeres mundo Nise noble noche ocasion Octavia ojos padre parece pasado pena perder pidió podia pudo puerta puso quedó queria quiero quiso quitado reina reino de Nápoles remedio respondió Rodrigo Roseleta saber sabia sacar salió suerte supo tambien tenia Teodosia traia triste tuvo vestido viendo vino vió voluntad volvió zelos
Popular passages
Page 61 - ... holgarse y regalarse, y viéndose ahora enjaulado como jilguerillo, claro está que lo ha de sentir como yo lo siento : que malos años para mi, que me pudieran ahogar con una hebra de seda cendali.
Page 426 - ... pelear, sino a la muerte, poniendo la garganta al cuchillo, como en otros tiempos, y en particular en el del rey don Fernando el Católico se...
Page 63 - Inés, con la cual se reía las gracias de doña Isidora y desventuras de don Marcos. Con estas desdichas, si la fortuna le dejara en paz, con lo que le había quedado se diera por contento y lo pasara honradamente. Mas como se supo en Madrid el casamiento de doña Isidora, un alquilador de ropa, dueño del estrado y colgadura, vino por tres meses que le...
Page 50 - Jamás se encendió en su casa luz, y si alguna vez se hacía esta fiesta, era el que le concedía su diligencia y el descuido del repostero, algún cabo de vela, el cual iba gastando con tanta cordura, que desde la calle se iba desnudando, y en llegando á casa dejaba caer los vestidos y al punto le daba la muerte.
Page 428 - ... caseros y enemigos no excusados que los estamos regalando y gastando con ellos nuestra paciencia y hacienda, y al cabo, como el león, que harto el leonero de criarle y sustentarle, se vuelve contra él y le mata, así ellos, al cabo matan a sus amos, diciendo lo que saben de ellos y diciendo lo que no saben, sin cansarse de murmurar de su vida y costumbres.
Page 426 - ... debe muy poco la fábula, pues, hasta para hermosear, no han tenido necesidad de ella. ¿Pues qué ley humana ni divina halláis, nobles caballeros, para precipitaros tanto contra las mujeres, que apenas se halla uno que las defienda, cuando veis tantos que las persiguen?
Page 187 - Ya se entenderá, tras las virtudes que forman una persona virtuosamente cristiana, los ejercicios honestos de leer, escribir, tañer y danzar, con todo lo demás competentes a una persona de mis prendas...
Page 51 - ... sido en un tiempo jarro de miel, que hasta en verter sus excrementos guardó la regla de la observancia. Su comida era un panecillo de un cuarto, media libra de vaca, un cuarto de zarandajas, y otro que daba al cocinero porque tuviese cuidado de guisarlo limpiamente ; y esto no era cada día, sino sólo los feriados, que lo ordinario era un cuarto de pan y otro de queso.
Page 52 - Marcos a vistas, y lo hizo la misma tarde que se lo propuso porque no hubiese peligro en la tardanza. Entró don Marcos en casa de doña Isidora, casi admirado de ver la casa, tantos cuadros, tan bien labrada y con tanta hermosura ; y miróla con atención, porque le dijeron que era su dueño la misma que lo había de ser de su alma...