PoesíasImprenta Helénica, 1911 - 110 pages |
Other editions - View all
Common terms and phrases
7 de Julio abuelo Adónde Afrodita alma en lágrimas ambigua americana en cinco amor aprisco árabe en cinco Armando armoniosa arroba arte Aullan azul bello beso camino violeta carreta cielo cinco actos conozco otro poeta corazón va llorando cordero inexperto crepúsculo Creso divino dolor EGLÓGICA ensueño Ermita desnuda espejo están las esquilas estanque Eterna éxtasis extático flor Foloe fragancia gloria gloriosa hermana HERRERA REISSIG POESÍA hierático Huerto inaudito inclinado infinita irá la pastora José Asunción Silva Julián del Casal Julio Herrera Reissig lágrimas lilas linfa llanto luna magnífico Salomón mano milagro misterio mística mudo muerte mundo noche opalino pálido pandereta perejil perro mendigo pindárica plena Pobre nieta prosa pupilas pura quimeras raza ríe risa rojas rosas RSITY OF FORNIA Rubén Darío sangre sauces Schumann silencio soberbia sombra sonámbulo sonoro soñar sueño suspiro terciopelo tragedia árabe trágica tus ojos umbral del miste vago Victor Pérez viejo VILLAESPESA voluntad incompleta
Popular passages
Page 48 - OTOÑO La druídica pompa de la selva se cubre De una gótica herrumbre de silencio y estragos; Y Cibeles esquiva su balsámica ubre, Con un hilo de lágrimas en los párpados vagos. . . Sus cabellos de místico azafrán llora Octubre En los lívidos ojos de muaré de los lagos. Las cigüeñas exodan. Y los buhos aciagos Ululúan la mofa de un presagio insalubre.
Page 87 - Que aun se brindaban a tu amor perjuro. Mi dulce amor que sigue sin sosiego, Igual que un triste corderito ciego, La huella perfumada de tu sombra, Buscó el suplicio de tu regio yugo, Y bajo el raso de tu pie verdugo Puse mi esclavo corazón de alfombra.
Page 75 - LA SOMBRA DOLOROSA Gemían los rebaños. Los caminos llenábanse de lúgubres cortejos; una congoja de holocaustos viejos ahogaba los silencios campesinos. Bajo el misterio de los velos finos, evocabas los símbolos perplejos, hierática, perdiéndote a lo lejos con tus húmedos ojos mortecinos. Mientras unidos por un mal hermano, me hablaban con suprema confidencia los mudos apretones de tu mano, manchó la soñadora transparencia de la tarde infinita el tren lejano, aullando de dolor hacia la ausencia.
Page 89 - Y un perro aullaba, en la amplitud de hielo, Al doble cuerno de una luna incierta . . . Yacía el índice en su labio, fijo Como por gracia de hechicero encanto, Y luego que, movido por su llanto, Quién era, al fin, la interrogué, — me dijo: — Ya ni siquiera me conoces, hijo, ¡Si soy tu alma que ha sufrido tanto!
Page 44 - LA IGLESIA En un beato silencio el recinto vegeta. Las vírgenes de cera duermen en su decoro De terciopelo lívido y de esmalte incoloro; Y San Gabriel se hastía de soplar la trompeta . . . Sedienta, abre su boca de mármol la pileta.
Page 42 - Una mística Majestad unge el dedo Pensativo en los labios de la noche sin miedo . . . No llega un solo eco, de lo que al mundo asombra, A la almohada de rosas en que sueña la huerta... Y en la sana vivienda se adivina la sombra De un orgullo que gruñe como un perro a la puerta.
Page 46 - LA NOCHE La noche en la montaña mira con ojos viudos De cierva sin amparo que vela ante su cría; Y como si asumieran un don de profecía, En un sueño inspirado hablan los campos rudos. Rayan el panorama, como espectros agudos, Tres álamos en éxtasis. . . Un gallo desvaría, Reloj de medianoche. La grave luna amplía Las cosas, que se llenan de encantamientos mudos. El lago azul de sueño, que ni una sombra empaña, Es como la conciencia pura de la montaña. . . A ras del agua tersa, que riza...
Page 89 - COLOR DE SUEÑO Anoche vino a mí, de terciopelo; sangraba fuego de su herida abierta; era su palidez de pobre muerta, y sus náufragos ojos sin consuelo... Sobre su mustia frente descubierta languidecía un fúnebre asfódelo. Y un perro aullaba en la amplitud de hielo al doble cuerno de una luna incierta. Yacía el índice en su labio fijo, como por gracia de hechicero encanto ; y luego que, movido por su llanto, quién era, al fin, la interrogué; me dijo: — Ya ni siquiera me conoces, hijo....
Page 43 - Es el Cura. . . Lo han visto las crestas silenciarias Luchando de rodillas con todos los reveses, Salvar en pleno invierno los riesgos montañeses O trasponer de noche las rutas solitarias. De su mano propicia, que hace crecer las mieses, Saltan como sortijas gracias involuntarias; Y en su asno taumaturgo de indulgencias plenarias, Hasta el umbral del cielo lleva a sus feligreses.
Page 44 - Sedienta, abre su boca de mármol la pileta. Una vieja estornuda desde el altar al coro... Y una legión de átomos sube un camino de oro aéreo, que una escala de Jacob interpreta.