Obras completas de Martin Coronado ...

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Talleres gráficos argentinos, L.J. Rosso y Cía., 1926 - Argentine drama
 

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Page 105 - Irnos. La chacra dichosa me tiene hasta aquí. (La frente). ELÍAS Yo pienso lo mismo. Muy bien está que en paciencia la sufriésemos cuando no valía nada, y no había otro remedio. Pero ahora que esto vale un dineral. CARLOS ¡ Ya lo creo ! a un paso de la ciudad...
Page 135 - Sobre el alero escarchao encontré esta madrugada una palomita helada que el viento había extraviao. Porque es tuya, la he cuidao...
Page 136 - MANUEL (Sigue cantando, sin ver a Rosa). Triste está la palomita, ausente de la querencia, y yo sé que el mal de ausencia es un mal que no se quita. No hay más remedio, mi hijita, para curar su aflicción...
Page 175 - CARLOS PASCUAL.— Creo cumplir un deber poniendo en claro este asunto el llanto sobre el difunto, dicen, y así debe ser. Son siempre muy enojosas las cuestiones de dinero, porque el amor verdadero no se ocupa de estas cosas, y al casarse con Leonor, de fijo usted no lo ha hecho para invocar un derecho reñido con el amor. Pero, como hay por ahí malas lenguas que sostienen lo contrario. LEONOR.— ¿Y a qué vienen tus historias?
Page 195 - PASCUAL.—Me has robado mi venganza! MANUEL.— No, señor: yo sé lo que hago: era mi deuda, y la pago (arroja lejos la escopeta: luego va hacia Rosa y la levanta en sus brazos). Adiós, Rosa, mi esperanza! (con un grito de dolorosa ternura. La estrecha sobre su corazón, y la rechaza resuelto en seguida dirigiéndose al fondo para irse. En este momento, vesa por la ventana, otros dos hombres, igualmente armados, que llegan corriendo y se precipitan sobre el caído.
Page 137 - ¡Y luego, como las cantas con tanta expresión! MANUEL.— Pues vea, Rosita, yo ni pensaba . . . Como es domingo, agarré la guitarra, por probarla, y me acordé sin querer de unos versos que cantaba un pobre que no tenía más bienes que la esperanza. Cuando canta y cuando toca, uno a veces se entusiasma, y van saliendo de adentro todas las penas guardadas, y en las cuerdas poco a poco, se le va enredando el alma. ROSA.— Es muy triste no tener familia. MANUEL.— Lo que me falta por ese lao,...
Page 140 - MANUEL.— (exaltándose) Poco o nada valgo por mí, ya lo sé; pero bien puede que valga por ellos; y te prevengo, Ciríaco, para tu guarda, que si le traes a Rosita algún mensaje con mala intención, no ha de faltar quien te enseñe a respetarla.
Page 162 - Con qué insolente desprecio habla aquí! (Con exaltación estrujando la carta). Quiere que Rosa le siga, ¿no oyen? — ¡Es cosa de reír! — Su orgullo necio sin duda lo ha enloquecido : ¿no viene el vil seductor a buscar como un señor a la esclava que ha perdido? Sólo de pensarlo, siento que toda mi sangre sube como espesa y roja nube a nublarme el pensamiento. Y al fin llega a cegarme, y como él de deshonrar, seré capaz de matar...
Page 193 - ... He dado a tu amor, mi amor honrado, lo que tengo todavía. En tu hogar, yo no podría entrar alzando la frente como la esposa que siente que es• la reina consagrada ; entraría abochornada, a escondidas de la gente. ¡ Eso no ! morir primero. Yo puedo humillarme aquí a solas, pero ante ti ... no Manuel, ¡ nunca ! no quiero. Sería hundir por entero esta ilusión de pureza, que es la única belleza que me queda. (Con pasión; luego con abatimiento.) Siendo Rosa, siempre la he de hallar hermosa,...

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