Obras completas, Volume 5

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Page 231 - Corrientes aguas, puras, cristalinas; árboles que os estáis mirando en ellas, verde prado de fresca sombra lleno, aves que aquí sembráis vuestras querellas, hiedra que por los árboles caminas, torciendo el paso por su verde seno...
Page 83 - Siempre habéis de salirme con don Damián ! — Y con muchísima razón. ¿Qué mejor ejemplo? Un señor que vino al pueblo cargado de talegas; que a todos sus parientes ha puesto hechos unos señores; que no bien sabe que hay un vecino necesitao, ya está él socorriéndole; que alza él solo casi todas las cargas del lugar; que corta todos los pleitos para que no se coma la Justicia la razón del que la tiene y el haber de la otra parte, y que no quiere por tanto beneficio más que la bendición...
Page 136 - Mancha, acostumbrado á mandar las maniobras y á conjurar tormentas desde un escenario, ó en el estanque del Retiro, sino porque viven de lo que pescan, y sólo pescan para vivir exponiendo la vida cien veces al año en el indómito mar de Cantabria, sobre una frágil lancha. Dados estos pormenores, debo decir al lector, por si se ha sorprendido al verme tan enterado de ellos, que ni yo los he buscado ni los personajes descritos han venido á traérmelos: ellos, solitos, se han colado por la puerta...
Page 146 - Dios, que la he solfeao too el cuerpo á leña ; que le he puesto la cara á morras más negra que la tinta de un magano !... - — Pues ahórcate entonces, y déjame en paz y en gracia de Dios tejer estas mallas, que por no perder la paciencia no me he querido casar yo, ¡ tiña, retiña ! — ¡ Mal rayo me parta treinta veces y media, y permita Dios que al primer noroeste que me coja en la mar me coman las merluzas!... ¡ Si pa esto nace uno, valiérame más no haber nacio!...
Page 163 - Recuerdo que, dos años há, mi amigo Eduardo Bustillo, el inspirado cantor de nuestras glorias nacionales, delante de una escena idéntica á la que voy describiendo, desde el mismo sitio, acaso sobre la misma piedra que yo, lloró con su alma las penas de las pobres familias á quienes una leva sumía en el abismo de todos los dolores, y puso en labios de una esposa desvalida estas palabras sencillas, pero tiernas y elocuentes: — •Mi pobre niña inocente el amor perdido siente.
Page 156 - De todo lo cual resulta, lector, aun sin mi decidida afición á reparar en achaques de costumbres, más de lo suficiente para que comprendas cómo, sin poner trabajo alguno de mi parte, y sin que en mi obsequio se le tomara nadie, pude adquirir los datos que apunté en las primeras páginas de este bosquejo.
Page 138 - ¿Que no quiero yo á mis hijos!... ¿que no los quiero! — ruge la de la buhardilla, puesta en jarras y echando llamas por los ojos. — ¿Quién será capaz de hacerlo bueno? — Yo — replica con mucha calma la vieja; — yo que los he recogido muchas veces en mi casa, porque tú los dejas desnudos y abandonaos en la calle cuando te vas á hacer de las tuyas de taberna en taberna...
Page 232 - ¡Oh dríades, de amor hermoso nido, dulces y graciosísimas doncellas, que a la tarde salís de lo escondido, "con los cabellos rubios, que las bellas espaldas dejan de oro cobijadas, parad mientes un rato a mis querellas!
Page 436 - El cortejo se componía, casi exclusivamente, de gente marinera; y preciso fué que me lo advirtiesen, para que yo cayera en ello ; pues, á juzgar por el vestido, lo mismo podían ser aquellos hombres jornaleros de taller, ó caldistas al menudeo; tanto abundaba entre ellos el hongo fino, la americana, la gorrita de seda, el pantalón ceñido, y hasta los botitos de charol. Ni huellas del traje clásico de los días de fiesta de los castizos mareantes : la ceñida chaqueta, y los pantalones...
Page 154 - ... diablura propia de su edad, en el balcón le sacudía el polvo su madre, en el balcón le estiraba las orejas y en el balcón le bañaba en sangre la cara. Si de vuelta de Correr la sardina salía alcanzada la mujer del Tuerto en la cuenta que éste le tomaba...

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