Fortunata y Jacinta: (dos historias de casadas)Imprenta de la Guirnalda, 1887 - Married women |
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Popular passages
Page 13 - los locos. También él había sido loco; pero ya había recobrado la razón, y la razón en política era, según, él, la ausencia completa de fe. En las tertulias de los cafés hay siempre dos categorías de individuos, una es la de los que ponen la broza de la conversación, llevando noticias absurdas
Page 26 - se oyen las cosas más necias y también las más sublimes. Hay quien ha aprendido todo lo que sabe de filosofía en la mesa de un café, de lo que se deduce que hay quien en la misma mesa pone cátedra amena de los sistemas filosóficos. Hay notabilidades de la tribuna
Page 26 - abrir. Si la noche estaba buena, solían darse una hora más de palique vagando por las calles. ¿De qué hablaban aquellos hombres durante tantas y tantas horas «El español es el ser más charlatán que existe sobre la tierra, y cuando no tiene asunto de conversación, habla
Page 381 - él acude la civilización conforme se le van gastando las menudas, de que vive. De repente Fortunata vaciló en su ánimo. Parecía una fuerza nerviosa que caía en brusca sedación. La otra, en cambio, se creció de repente por una sacudida de su conciencia. "Ya no más. no más mentira. No puedo, no puedo...
Page 67 - echarle el toro... Me tiene que dar para concluir el piso bajo. Y lo hará, porque le hemos traído con esa condición: que favorezca la beneficencia y la religión. Dios le conserve. Jacinta la siguió al gabinete próximo, y allí estuvieron las dos de chachara por espacio de una hora larga. Guillermina decía:
Page 313 - capaz... ¡Vaya con la mona del Cielo! Ea... no venga acá vendiendo mérito... ¡Y ángel me soy! Pues para que lo sepa, también yo, si me da la gana de ser ángel, lo seré, y más que usted, mucho más. Todas tenemos nuestro ángel en el cuerpo. ..
Page 27 - haber abierto un libro, y es que se han apropiado ideas vertidas en esos círculos nocturnos por los estudiosos que se permiten una hora de esparcimiento en tertulias tan amenas y fraternales. También van sabios
Page 24 - una cara escuálida y cadavérica, en la cual estaban impresas todas las tristezas de la Administración española,— sólo pido dos meses, dos meses más de activo para poderme jubilar por Ultramar. He pasado el charco siete veces, estoy sin sangre, y ya me corresponde retirarme
Page 94 - en su naturaleza y no lo podía remediar. Había que cambiar de forma de Gobierno cada poco tiempo, y cuando estaba en república, le parecía la monarquía tan seductora...! Al salir de su casa aquella tarde, iba pensando en esto. Su mujer le estaba gustando más, mucho más que aquella situación revolucionaria que había implantado, pisoteando los derechos de dos matrimonios.
Page 168 - esbozarse desde aquella noche, cual apariencias que brotan de la nebulosa del sueño, las personas de Maxi, de doña Lupe, de Nicolás Rubín y hasta de la misma Papitos. Eran ellos que salían nuevamente