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querido portarme á fuer de hombre honrado, y servir fielmente á mi patria.»>

Presa de tan lúgubres presentimientos, y el alma despedazada por tan dolorosa separacion, llegó el 14 de setiembre á Portsmouth: á la vista de la mar y de su navío de predileccion, el Victory, recobró su habitual indómita energía. Al frente de Plymouth se le unen los dos navíos el Ajax y el Thunderer. El 29 estaba al frente de Cádiz.

Desde el Almirantazgo, en el dia de su despedida, escribia Nelson á su amigo Collingwood su próxima llegada:

«Almirantazgo 7 de setiembre de 1803.

» Mi querido Coll: Dentro de pocos dias estaré con V., y espero que V. querrá ser mi segundo en el mando. Cambiará V. el Dreadnougth por el Royal Sovereign, que creo le gustará á V.»

Hallándose á la mar, en 25 de setiembre, Nelson anunciaba su inmediata llegada con la fragata Eurygalus, y llevaba el aviso á Collingwood con recomendacion que no se le hicieran honores á su llegada, y rogaba á Collingwood que se adelantase hácia el cabo de Santa Ma

ría; mas que aun fuera de la vista de tierra no se le hiciese saludo, pues decia: «No hay para qué informar al enemigo de la llegada de cada buque nuestro.»

En 6 de octubre escribia Nelson á Collingwood: «Ha obrado V. con sumo tino; veinte y seis navíos de línea no deben quedar espuestos á la casualidad; si por falta de alguna precaucion se hubiera V. visto en la necesidad de alejarse de Cádiz, la Inglaterra no se lo hubiera á usted jamás perdonado.

>>Haga V. uso del telégrafo cuanto quiera. V. y yo no somos mas que uno, y espero que siempre será así.»

El proyecto que, como hemos indicado, tuvo el gobierno de Madrid de mover la escuadra de Cartagena, hubo de llegar á oidos del almirante Collingwood, y en una carta á Nelson del 6 de octubre le esplicaba sus ideas sobre lo que habria que hacer en ese caso.

Cuanto mas se acercaba el dia del terrible desenlace, mas y mas se unian los dos ilustres comandantes de la escuadra inglesa, ambos animados con fe y confianza. En 9 de octubre, Nelson escribió á Collingwood con una espansion de alma que merece servir de ejemplo y de modelo para esos lances:

«Le envio á V. la carta de Blackwood; y como espero que Weazle haya llegado, él nos traerá cinco fra

gatas y un bergantin. El enemigo no se nos puede escapar. Deseo que tengamos un hermoso dia. Le remito á V. mi plan de ataque. He previsto hasta donde puede uno atreverse á vaticinar en la posicion tan incierta que pueda tomar el enemigo; pero, mi querido amigo, mi plan le deja á V. perfectamente á sus anchas relativamente á mis intenciones, y le dejo á V. y á su buen juicio en la mas completa libertad para la ejecucion. No puede, querido Coll, haber entre nosotros mezquinas rivalidades; no tenemos los dos mas objeto de mira que destruir al enemigo y conseguir una paz gloriosa para nuestra patria. Nunca hombre en el mundo tuvo mayor confianza en otro que la que yo tengo en V., y nadie hace mas justicia á sus servicios que su antiguo amigo. >> Firmado, NELSON Y BRONTE.»

Con igual abandono le contestó Collingwod: «Espero, le dice, que no se pasarán muchos dias sin que le demuestre á V. que su confianza está bien puesta.» Al pasar Collingwood del Dreadnought al Royal Sovereign deseó tener consigo algunos oficiales de su particular confianza; al momento Nelson le autoriza para que los tome.

El 10, Nelson avisaba que en su opinion la escuadra combinada se preparaba á salir. Con esa misma fecha

dió Nelson sus nunca bien ponderadas instrucciones á su escuadra. El 14 escribia á Collingwood:

«Como el tiempo es tan hermoso, y el asunto de los trasportes casi concluido, bien pudiera V. venir á bordo esta mañana para que le diga todo lo que sé y mis intenciones.» El 19 fue su última comunicacion á Collingwood: «¡Qué magnífico dia!... ¿Quisiera V. salirse de su navío y venir al mio?... Si V. quiere, enarbole V. los gallardetes de asentimiento y de victoria.»>

Esta fue la última carta que escribió este grande hombre. En ella anotó Collingwood estas palabras: «Antes que mi contestacion á esta carta llegase al Victory se hizo la señal que la escuadra combinada salia de Cádiz, y al momento nos pusimos en disposicion de darle caza.»

Hemos fijado la atencion de nuestros lectores dia por dia en los pormenores mas interesantes de lo que pasaba en los dos campos. Hemos dejado la pluma del historiador por la del dramaturgo, cediendo en cierto modo el puesto á los autores de aquella terrible escena, y dejándoles hablar á ellos mismos. Hemos retrocedido de cuarenta y cinco años para asistir á los momentos supremos que precedieron al dia del tremendo choque. Ahora vamos á contar lo que fuc esa horrible y sangrienta lucha.

CAPITULO IX.

TRAFALGAR.

Así

Narracion del combate.

No, empero, sin venganza y sin estrago generoso escuadron, allí caiste;

tambien brotando á rios

la sangre inglesa inunda sus navíos;
tambien Albion pasmada

los montes de cadáveres contempla,
horrendo peso á su soberbia armada.
Tambien Nelson allí..... Terrible sombra,
no esperes, no, cuando mi voz te nombra,
que vil insulte á tu postrer suspiro;
inglés te aborrecí, y héroe te admiro.
QUINTANA.

Así como en el capítulo anterior hemos seguido con detenida atencion á los jefes de las escuadras beligerantes en las disposiciones que dictaban por ambas partes preparándose á la lucha, hemos de empezar este capítulo reproduciendo las instrucciones que esos jefes dieron á sus escuadras para el dia del combate; la lectura de

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