Lo prohibido, Volume 1

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Perlado, Páez, 1906 - 294 pages
 

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Popular passages

Page 19 - de tener una pluma atravesada en la garganta sin poder tragarla ni expulsarla. Es terrible, ¿verdad? Se pone nerviosísima á la vista de un canario. En la mesa no hay quien la haga comer un ave, por bien asada que esté. Hasta las plumas con que se adornan los sombreros le hacen mal efecto,
Page 2 - Es propiedad. Queda hecho el depósito que marca la ley. Serán furtivos los ejemplares que no lleven el sello del autor. B. PEREZ
Page 235 - la arena de las circunstancias que en la roca de un sentir puro, superior y anterior á toda contingencia. No domino yo las situaciones en que me ponen los sucesos y mi debilidad, no. Ellas me dominan á mí. Por esto, tal vez, muchos que buscan lo extraordinario y •dramático no hallan interesantes estas memorias mías. ¡Pero
Page 26 - parecióme obra maestra de la carne mortal, pues en su perfección física creí ver impresos los signos más hermosos del alma humana: sentimiento, piedad, querer y soñar. Desde que la vi me gustó mucho, y la tuve por mujer sin par,
Page 236 - yo no soy peña: yo floto, soy madera de naufragio que sobrenada en el mar de los acontecimientos. Las pasiones pueden más que yo. ¡Dios sabe que bien quisiera yo poder más que ellas y meterlas en un puño! II ¿Pero qué veo?... Ella al fin. Hacia
Page 235 - en Inglaterra, luego mi largo aprendizaje comercial, y por fin mi navegación por este mar de Madrid, aguas turbias y traicioneras que á ningunas otras se parecen. Carezco de base religiosa en mis sentimientos; filosofía, Dios la dé; por donde saco en consecuencia que mi ser moral se funda más
Page 58 - Cada noche — nos decía,—me acuesto pensando en una cosa con tanta energía, y me caldeo tanto el cerebro, que llego á figurarme que es verdad lo que pienso. Gracias que me duermo, que si no haría mil disparates. Anteanoche me acosté pensando que era Presidente del Consejo de Ministros.
Page 130 - el eterno quiero y no puedo, el lema de Madrid, que no sé cómo no lo graban en el escudo, para explicar la postura del oso, sí, del pobre oso que quiere comerse los madroños, y por más que se estira, no puede, ¿qué ha de poder?... Porque verá usted. Estas juergas de los jueves cuestan mucho dinero. Ojo al oso,
Page 61 - que! de extraño acento y significación desconocida. Me entretenían los simones, la gente dominguera que por las tardes invadía la acera de enfrente, pollería de ambos sexos, alquiladores varios de las sillas de hierro. Pasaba ratos buenos observando el público especial de los puestos de agua; público
Page 44 - del tamaño de una lenteja. Es más: llegué á comprender que mi primo, dotado de aptitudes tan varias, no habría sido jamás poeta eminente, ni pintor de nota, ni músico, ni orador, ni cómico, ni crítico, aunque se dedicara exclusivamente á alguna de estas artes, porque carecía de fondo propio, de fuerza íntima, de esa impulsión moral, que es