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relieves y macizos montañosos con las elevadas tierras colindantes de la parte septentrional y meridional acopian desde 750 milímetros á 1 metro; que el resto de las montañas, cabeceras y lomos de las cuencas oscila entre los 500 y 750 milímetros de densidad pluviométrica; que la mayor parte de la meseta meridional y algunas regiones centrales de la septentrional sólo alcanzan el tipo de los 250 á los 500 milímetros; y que únicamente descienden de esta medida las comarcas meridionales de la vertiente oriental y algunos paramales de la terraza interior desdichadamente barridos. en verano y otoño por el solano sahárico y en invierno y primavera por el cierzo nordeste, frigidísimo éste, abrasador aquél, ambos igualmente asoladores y secos.

En la reglamentación de estas lluvias dominan las equinociales de otoño y primavera en la mitad superior septentrional de la península; las solsticiales de invierno en la otra zona meridional; y las torrenciales de tempestad en la vertiente mediterránea. La densidad de las nieves es muy importante en las regiones del norte y en los más altos macizos montañosos.

Aguas fluviales: Cuencas.-Sobre la base del estudio que del relieve peninsular queda hecho, apuntaremos aquí, dejando aparte el importantísimo examen de la circulación líquida, aquellas notas más precisas para ultimar la morfología hidrográfica en lo que al dibujo, articulación y naturaleza de las cuencas se refiere.

Clasifícanse las principales con natural clasificación, según la índole de su relieve en: tres, pertenecientes á la meseta central, es á saber, el Duero á la del Norte, Tajo y Guadiana á la del mediodía; dos, correspondientes á las depresiones tantas veces descritas, esto es, el Ebro á la pirináica, Guadalquivir á la penibética, las cinco constituyendo los cinco sistemas fluviales que abarcan el tronco entero de la península sin dejar fuera de sus territorios más que los cuatro chaflanes

marítimos. Partiendo de esta base falta ahora que analicemos en sus rasgos más característicos las pequeñas aunque principales cuencas de esos chaflanes y las sub-cuencas de aquellos otros grandes ríos.

Empezando por la vertiente oriental, nos la encontramos formada, sin hacer aprecio de los relieves y cursos de agua insignificantes ó descaracterizados, por los siguientes:

El Ter. Cabecera: pico de Costabonne en los Pirineos Orientales. Arista izquierda: puig de Calm y Roca Corba. Derecha: Sierras de Ripoll, puig Rodós y Monseny.

El Llobregat. Cabecera: el cerro de Tosa en la imponente sierra del Cadí. Arista izquierda: la derecha anterior. Derecha: los montes de Solsona, las serrotas de Cervera y el puig de Montagut.

El Mijares. Cabecera: el pico de Gúdar. Arista izquierda: la sierra del mismo nombre, la Muela de Arés y el Tosal de Zaragoza. Derecha: los Montes de Teruel, el Javalambre y las sierras de Espina y Espadán, como el río, perpendiculares á la costa.

El Palancia. Entre la divisoria anterior y el Javalambre con sus ramificaciones, Monte Bellida y Monte

mayor.

El Turia ó Guadalaviar. Cabecera: la vertiente norte de la Sierra de Gúdar. Arista izquierda: dicha Sierra y sus estribos hasta el Javalambre con las ramificaciones antes nombradas. Derecha: Sierra Palomera, la Menera, Albarracín, Monte Colado, Pico Ranera y Sierra de Aledua.

El Júcar. Cabecera: el nudo de los Montes Universales. Arista izquierda: la divisoria auterior. Derecha: la propia divisoria Ibérica, ya descrita, desde los Altos de Cabrejas hasta la Sierra de Alcaráz, al través de las parameras de la Mancha. Cuenca muy compleja, que cuenta con la importantísima sub-cuenca del Cabriel, determinada entre las grandes Sierras de Martés y Valdemeca.

El Segura. Cabecera: la Sierra de su nombre. Arista izquierda: la derecha anterior. Derecha la Sagra, y sierras de las Estancias y Almenara. Cuenca también sumamente complicada, según en su sitio explicamos.

En fin, el Almanzora, de cuenca profundamente entallada entre lcs formidables macizos de las Estancias al norte y los Filabres al sur.

El chaflán meridional no tiene más río de mediano desarrollo que el Guadalete, cuya cuenca se desarrolla en la oportunamente diseñada expansión final de este grupo orográfico, con la cabecera en el cerro de San Cristóbal, la divisoria derecha en las sierras de Algodonales y Gibalbín, y la izquierda en las de Libar, Gallina y Cabras.

Muchedumbre de pequeños ríos y retalladas cuencas forman la vertiente opuesta cantábrica, ya á causa de la riqueza hidrográfica de la misma, ya á causa de su enérgica orografía, pero sólo dos adquieren algúu desarrollo en la expansión asturiana: el Nalon, labrado en la Labiana con dirección de sureste á noroeste, y el Navia, que penetra por el ángulo entrante de la divisoria pirináica hasta Piedrafita y corre en el profundo barco, determinado por las importantes sierras de Bañadoiro y Meira.

Resta el chaflán de occidente que se inicia al norte por una cuenca y río notabilísimos, el Miño, contado gracias á su desarrollo y caudal entre los grandes cursos fluviales de la península. La cuenca es doble, constituída por las ya descritas depresiones verciana y lucense, y doble también la vena líquida, es á saber, la del Sil, que corre por la primera, y la del Miño propiamente dicho que surca la segunda. Vienen luego los pequeños ríos portugueses Limia y Cavado, entallados entre sierras ya enumeradas; á continuación, el Duero; sigue el Vouga ó ría de Aveiro entre las sierras Gralheira y Caramullo; y termina esta sección septentrional del bisel con el Mondego, de cuenca también diseñada. Y en cuanto á la sección meridional, al sur del Tajo,

nos remitimos asimismo á los apuntes definidos para las cuencas del Sadao y Mira, sus únicos ríos, dignos de nota.

Analicemos ahora las sub-cuencas de los cinco grandes ríos peninsulares.

Duero. Cabecera: el Pico de Urbión en Sierra Cebollera á 2.250 metros. Pendiente: Soria, 1.100 metros; Almazan, 950; Aranda, 812; Viana, 690; Toro, 640; Zamora, 620; desde donde el río se embarranca en profunda sima, franqueada por altísimos y abruptos escarpes que hacen inaccesibles las poblaciones á sus orillas, continuando así hasta el Atlántico. Desembocadura: Oporto. Longitud: 892 (?) kilometros. Extensión total de la cuenca: 89.000 (?) kilometros cuadrados.

Vertiente septentrional. Comienza estrechísima, dibujada por las montañas sorianas, sierra de San Marcos, sierra de Cabrejas, Picón de Navas y Peñas de Cervera, que dan multitud de pequeñísimos afluentes; siendo el Esgueva el principal de todos; después se ensancha en vastos espacios hasta las grandes divisorias. Tres grandes sub-cuencas llenan estos espacios: las del Pisuerga, Valderaduey y Esla, complejísimas y muy ricas en afluentes la primera y última. Todas están labradas en la terraza, dibujados y separados sus valles por los verdaderos páramos terciarios del país, enormes macizos sedimentarios rotos al impulso de las corrientes cuaternarias ya descritas. Sólo hacia las cabeceras montañosas se encuentran algunas cuencas orográficas como las del Arlanza y Arlanzón á oriente entre los contrafuertes de la Demanda y Cebollera, y á occidente la del Orbigo encajada entre las montañas de León, la del Eria entre el Teleno y Peña Negra, la del Tera entre Peña Negra y Sierra de la Culebra, y la del Aliste entre la Culebra y Sierra Martinño, aquéllos, afluentes del Pisuerga, éstos del Esla. Por último en Portugal la ya reseñada orografía orensana divide de la cuenca septentrional del Miño la vertiente, y dá al Duero el Sabor entre las cimas del Mogadouro y Sierra

Bornes, el Túa entre ésta y las de Padrella y Marao, y el Tamega, entre dicha divisoria y Sierra Cabreira.

Vertiente meridional. Describe en sus comienzos el propio semicirculo completo que el Duero, sumamente estrechada por la arista divisoria del Jalón, cuya cuenca se articula, penetrando á modo de cuña, entre la que estamos describiendo y la del Tajo. Pequeños ríos montañosos llevan aquí las aguas afluentes. La vertiente se ensancha, y aparecen el Duratón, Cega y Adaja con el Eresma, cuyas cuencas, nacidas en la alta cabecera común del Guadarrama, ábrense entre recios y sombríos paramales. Siguen paralelos el Zapardiel y el Trabancos de cuenca terrosa y caudal insignificante. Entonces sobreviene la accidentadísima del Tormes, único gran río de esta vertiente, digno competidor del Pisuerga y Esla en la opuesta: cuenca que en su sección más interesante, la cabecera ya fué descrita, con sus articulaciones respecto de las del Alberche y Adaja. La Peña de Francia y Sierra de Gata tornan á achicar la vertiente, dando el Yeltes y el Agueda, de cuencas paramales, y por último su homólogo en Portugal, el Côa, limitado ya'á la izquierda por la divisoria del chaflán atlántico.

Tajo. Cabecera: la Muela de San Juan (1.700 metros) en los Montes Universales (Sierras de Albarracín). Pendiente: Sacedón, 580 metros; Aranjuez, 520; Toledo, 490; Talavera de la Reina, 350; Alcántara, 160; Belver (en Portugal), 80; Constancia, donde el cáuce comienza á abrirse en estuario, 20. Desembocadura: el estuario de Lisboa. Longitud: 944 (?) kilómetros. Extensión total de la cuenca: 76,160 (?) kilómetros cuadrados.

Vertiente septentrional. En sentido inverso y semejante describe el mismo semicirculo que la meridional del Duero, obligadas ambas por la cuña del Jalón. El Gallo es aquí el primer afluente de interés, definida en cuenca á la derecha por la propia divisoria general mediante la Menera y las Parameras de Molina. Viene luego la amplia del Jarama con sus

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