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El noveno te he mandado so pena de muy gran pena no desear muger agena porque es muy grave pecado: no hagas no desconcertado cosa que yo concerté: si mis mandamientos guardas yo la gloria te daré.

El décimo: no codiciar de tu prójimo sus bienes, mas antes con los que tienes contento debes estar: asi me has de honrar y yo te consolaré:

si mis mandamientos guardas yo la gloria te daré.

N. 388. Del mundo y sus flores, hombre, no confies: mira bien no llores

lo que agora ries.

Hombre, que te precias

de juguetes vanos,
y de galas necias
y faustos mundanos:
manjar de gusanos!
di, de qué te engries?
mira que no llores
lo que agora ries.

Es un halagüeño
este mundo vano,
mas como beleño
mata este tirano:
mira este, Cristiano,
del mundo no fies:

mira que no llores lo que agora ries.

Oye quien te avisa con temor y espanto: mira que esa risa se volverá llanto: siempre temor santo en tu alma cries, para que no llores lo que agora ries.

No. 389.

Bajo de la peña nace

la rosa que no quema el aire. Bajo de un pobre portal está un divino rosal, y una reina angelical de muy gracioso donaire.

Esta reina tan hermosa ha producido una rosa tan colorada y hermosa cual nunca la vido nadie.

Rosa blanca y colorada, rosa bendita y sagrada, rosa por cual es quitada la culpa del primer padre. Es el rosal que decia

la Vírgen Santa María,
la rosa que producia

es su hijo, esposo y padre.
Es rosa de salvacion
para nuestra redencion,
para curar la lision

de nuestra primera madre.

No. 390.

Dentro de un pobre pesebre y cobijado con heno yace Jesus Nazareno.

En el heno yace echado el hijo de Dios eterno, para librar del infierno al hombre que hubo criado, y por matar el pecado el heno tiene por bueno nuestro Jesus Nazareno.

Está entre dos animales que le calientan del frio quien remedia nuestros males con su grande poderío: es su reino y señorío

el mundo y el cielo sereno, y agora duerme en el heno. Tiene por bueno sufrir

el frio y tanta fortuna, sin tener ropa ninguna con que se abrigar ni cubrir, y por darnos el vivir padeció frio en el heno nuestro Jesus Nazareno,

Está de verle espantada su madre Santa María, y grande pena sentia en ver tan pobre posada, y por ser recia la helada ella le cubre con heno al buen Jesus Nazareno.

Por falta de cobertor con el heno le cubria, sus ojos siempre ponia

en su hijo y criador:
á Josef con buen amor
le decia: yo me peno

por ver mi hijo en el heno!
No. 391.

Mira que te mira, mira,

mira que te mira Dios!

Mira, pecador cuitado, no sigas aqueste mundo, que te engaña tu pecado para llevarte al profundo : no pierdas el bien abundo, como pierden mas de dos: mira que te mira Dios!

Adonde te esconderás para que Dios no te vea? ó en qué noche pecarás que para él clara no sea? mira que quien mal se emplea piérdese y el alma en pos: mira que te mira Dios!

Por soberbia Lucifer pereció con su malicia: tú no te quieras perder por dureza y por codicia: al pobre en tu amicicia le tendrás como entre nos: mira que te mira Dios!

Cuando tú te vas buscando los honores con cuidado, y tu cuerpo regalando de oracion muy apartado: cuando no das al cuitado

como te lo manda Dios,

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N°. 392.*

No es maravilla que vea

al celestial cortesano vestido como aldeano, porque ama en el aldea.

Una aldeana graciosa lo tiene preso en su cadena, que es hermosa aunque morena y aunque pobre venturosa: tanto que es bien que se crea del celestial cortesano que se precia de aldeano por ser su amor en aldea.

Y pues en tanta grandeza vemos á la humilde dama, sepan todos que se llama humana naturaleza; y él que saber mas desea sepa que es el cortesano hijo de Dios soberano y este mundo es el aldea.

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de la cruz los duros brazos le han de dar gusto mayor.

Aunque estima en lo que es justo

vuestros brazos, Vírgen madre, la voluntad de su padre en otros de libra el gusto: y aunque recibe sabor con vuestros dulces abrazos, de la cruz los duros brazos le sabrán mucho mejor.

No. 394.*

Llevadme, niño, á Belen,

que os deseo ver, mi Dios, y no hay quien

pueda ir á vos sin vos.

Movedme porque despierte,

para que vaya llamadme, dadme la mano y guiadme porque á caminar acierte: asi llegaré á Belen

donde os quiero ver, mi Dios, que no hay quien

pueda ir á vos sin vos.

La enfermedad del pecado tan torpe me tiene hecho, que no doy paso derecho sin ser de vos ayudado: llevadme pues á Belen donde os contemple, mi Dios, pues no hay quien pueda ir á vos sin vos.

Si

No. 395.

me adurmiere, madre, no me recordedes vos,

que despues que amores hube no los puedo olvidar non.

Si me vierdes reclinado descansar en un pesebre, hágolo porque se quiebre la cadena del pecado, y por dar á lo criado entera reparacion,

que despues que amores hube no los puedo olvidar non.

Vuestros amores, madre mia, me bajaron desde el cielo, para traer el consuelo que todo el mundo pedia: y si en pesebre dormia es porque lo quiero yo, que despues que amores hube no los puedo olvidar non.

De mi propia voluntad escogi tanta pobreza, no curando de grandeza ni cosa de vanidad: vuestra tan gran humildad desde el cielo me llamó, que despues que amores hube no los puedo olvidar non.

Por salvar los pecadores de vos nací, madre mia, y porque con vos tenia muy subidos amores: vuestra sobra de primores

el corazon me llagó,
y me hice vuestro hijo
sin dejar de ser quien só.

Sin dejar divinidad soy hombre en vuestras entrañas para apaciguar las sañas del pecado y su maldad: por sanar la enfermedad que el primer hombre causó, quise venir á yacer en el pesebre do estó.

No. 396.

sagrado redentor,

cuanto te forzó el amor!

Siendo tú rey del cielo quisiste venir al suelo, y tomaste nuestro velo de tan escura color.

De tan alto y soberano te hiciste hombre humano, y comenzaste temprano á sufrir nuestro dolor.

En un pesebre echado y con paja cobijado, en mantillas empañado de muy poco valor.

Y entre dos animales puesto cn pobres pañales para suplir nuestros males te pusiste, Salvador!

Dejaste tu real estado, y acá bajo has tomado este suelo por estrado y el heno por cobertor.

O Señor! Dios mio! quien sufre tal desvío que tú estés muerto de frio

por salvar al pecador.

Santo niño divinal! sublime rey celestial! porque sufres tanto mal, siendo tan grande señor?

O Señor, y quien tuviese ricas ropas que te diese, porque asi no te viese siendo tan merecedor.

O divinal niño santo! para que no sufras tanto toma, Señor, el mi manto, pues soy tu servidor.

Cubre, salvador bendito, el tu cuerpo tan chiquito, tan bello y tan tiernecito con este mal cobertor.

Y vos, Vírgen, su consuelo, del tierno infante habed duelo, cubrilde con vuestro velo, no pase tanto dolor!

No. 397. Muy amiga le soy, madre, á aquel Jesus que nació: mas que á mí le quiero yo.

Él me tiene por amiga, él es mi querido amigo, él es muy fiel testigo sin que nadie se lo diga: con su mano me bendiga con la cual él me crió: mas que á mí le quiero yo.

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Contemplando su hermosura doy ensanche á mis amores, y en ver su cara, Señores, se me quita la tristura: o divinidad muy pura que del cielo descendió! mas que á mí le quiero yo.

O Jesus! y quien te amase de amores muy extraños, y todos los dias y años contino en tí contemplase! de tí nunca se apartase siendo aquel que nos crió: mas que á mí le quiero yo.

Esme gran consolacion
hablar con su prepotencia,
diciendo con reverencia
y humilde devocion
aquella gran oracion

la cual él nos enseñó:
mas que á mí le quiero yo.

Pues soy su enamorada
requestalle he de amores,
por todos los pecadores
he de dalle la embajada:
verá que vivo penada
del amor con que me hirió:
mas que á mí le quiero yo.
Abrazaréme yo de ellos,

de aquellos pies tan preciosos,
y con llorós muy sabrosos
limpiaránlos mis cabellos:
son hermosos y muy bellos
y limpiárselos he yo:
mas que á mí le quiero yo.

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