Lecciones para un niño que llega tardeLecciones para un niño que llega tarde Carlos Yushimito Duomo, 256 páginas 9.0 Publicado el 08.08.11 La anomalía de la perfección por Elena Medel @MedelElena En la tarjeta de visita de Carlos Yushimito figuran dos oficios: el de escritor y el de arquitecto. Con los útiles de esta profesión trabaja el autor de "Lecciones para un niño que llega tarde": recurre a proporciones y palabras, calibra con exactitud la influencia en el texto de cada decisión. Su literatura construye territorios de ficción en los que los nombres propios reinventan su significado, escenarios falsos que él torna verdad, coros de personajes que alimentan nuestros tormentos. "Lecciones para un niño que llega tarde" reúne once relatos, fechados entre 2002 y 2011, que presentan en España -tras su inclusión en la lista de Granta- a Carlos Yushimito. Y esa imaginaria tarjeta de visita, arquitecto y escritor, no debemos perderla: ningún relato flaquea, todos apabullan con su prosa brillante, con su intenso y delicado lirismo, sabio y bien entendido. Intuimos que Yushimito pertenece al selecto grupo -otra línea más para esa tarjeta de visita- de quienes eligen no decir con tosquedad mientras exista una alternativa que evoque, plena de imaginación y de sugerencias. Así ocurre en relatos como "Mr. Munch", donde cada gesto de sus personajes, cada descripción, nos sirve en bandeja un festín de imágenes. Dos obsesiones vertebran estos relatos: el descubrimiento y la crueldad. Está la revelación en forma de experiencia iniciática (de infancia, las más veces, y de juventud, en "Seltz") o de hallazgo que cambia nuestra vida ("Madureira sabe"), y está también la violencia que los atraviesa, desde lo físico (la tortura del texto que bautiza el conjunto, "Bossa nova para Chico Pires Duarte") al terreno de las sensaciones, en el que cuesta avanzar y respirar. Y está el gusto por la periferia, por los márgenes, por los raros e imperfectos, por la oscuridad; y está el Ingmar Bergman meets Frank Baum del primer relato, "Oz", y el latido faulkneriano de "Los que esperan", sonando -sospecho- a influencia capital para Carlos Yushimito. ±Había tenido el privilegio de ser el primero en presenciar la anomalía de la perfección», recuerda el narrador de "Oz". Igual ocurre con los relatos de Carlos Yushimito: piezas de gran literatura que nos sirven, acogen y deslumbran. |
